¿DEBEN CELEBRARSE OFICIALMENTE LAS FIESTAS RELIGIOSAS EN UN PAÍS LAICO?

Copio tal cual un texto que he leido en la red.

Ahora que ya estamos inmersos en la Semana Santa, me planteo un tema que, como todos los que atañen a la religión, puede que moleste a más de uno (aunque, ¿es normal que alguien se moleste sólo plantear un tema a debate?): ¿deben seguirse celebrando oficialmente las fiestas religiosas en un país que, como España, se declara laico?.

El artículo 14 de nuestra Constitución dice textualmente «Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social» (las negritas son mías). Entonces, ¿no se está yendo en contra de la Constitución cuando se permite que un católico celebre sus fiestas sin ir a trabajar mientras que un judío (o de cualquier otra religión) no puede hacerlo?. ¿No es una una discriminación por razón de religión?.

¿Qué opináis?. ¿Deberían sustituirse todas las fiestas religiosas por otras laicas como ocurre en una gran cantidad de países?.

Escrito por Rafa Osuna

Ahí lo has dao María

Mi opinión es que si en España hemos tenido estas fiestas de toda la vida, porque tendríamos que cambiarlas ahora. Solo porque unos cuantos ahora quieren venir a tocarnos las narices. A mi me da igual el sentido religioso, pero esos días de vacaciones son sagrados, y sinceramente, ahora no se van a poner a cambiar los nombrecitos.
Opino que los politicos deberían gastar mas tiempo y esfuerzo en terminar con esta jodida crisis y que dejaran de tocar los huevos con estas chorradas.
Y solo una aclaración, que yo sepa un judio en España tampoco trabaja por ejemplo en semana santa, es fiesta para todo kiski. Yo no veo ninguna discriminación por ningún lado. Lo seria si a ellos les obligaran a trabajar que no es el caso.

Me da igual como denominen los días de fiesta, lo importante es que no las quiten, son un respiro para todos los trabajadores y un relax merecido.

En España por su tradición católica, las han asociado a la religión, en otros paises no, pero tienen tantas o más que nosotros en España, Si los religiosos se sienten ofendidos por como se viven estas fiestas, es su problema, el mio es que sigan existiendo.

Besos.

Hablando de ESPAÑA:

La confusión es grande en torno a la palabra-concepto laicismo. Laico, del adjetivo griego laikós, del sustantivo laós (pueblo), se refiere a alguien dentro de la Iglesia que no tiene órdenes clericales ni pertenece a la jerarquía. Es el correspondiente a nuestro lego dentro de las órdenes y congregaciones religiosas.

Pero, por extensión, se denomina así comúnmente el seglar, que modernamente, y por influencia francesa, suele llamarse laico.

Según los diccionarios, una segunda acepción de la palabra viene a decir «independiente de cualquier organización o confesión religiosa», que tiene muchos matices y variaciones. Y así, tanto en español como en casi todas las lenguas romances, laico, referido a cualquier institución, puede significar bien la distinción neutra y respetuosa entre aquélla y una confesión religiosa (laico-no confesional), bien la separación tajante, la independencia absoluta de una institución, hombre o sociedad, de cualquier confesión o influencia religiosa (laico-laicista). La distinción entre los sustantivos es más cómoda: laicidad y laicismo.

De ahí el equívoco constante de estos términos, con los que cada uno parece decir y querer decir cosas distintas. Pero hay que poner un poco de claridad. Y así, la Constitución española debe llamarse no confesional (laicidad) mejor que laica (que puede querer decir laicismo).

Aclarado este tema, sigo...

Dentro de unos meses estaremos metidos en la navidad, tal y como nos recuerdan machaconamente todos los años desde los anuncios, televisiones y demás.

Dejando al margen el enfoque económico, hoy podríamos discutir sobre el sentido de tal fiesta en nuestra sociedad. Por un lado, los creyentes están cada vez más convencidos de que, tal y como está, la navidad se ha convertido en algo puramente material y capitalista, un rito pagano de exaltación de placeres mundanos, que nada tiene que ver con lo que, en teoría, se debería celebrar. Después están precisamente aquellos que sin ser creyentes piensan que la navidad carece de sentido, y si pudieran, la borrarían del calendario sin pensarlo. Yo hoy quisiera preguntarme: ¿qué opinan de la navidad los que en los últimos tiempos reivindican un estado laico y aconfesional?

Pues seamos coherentes: si de verdad queremos un estado laico, este tipo de festejos deberían desaparecer del calendario. Y no porque nos ponga tristes o porque no nos guste la parafernalia que nos montan todos los centros comerciales, sino sencillamente porque es la celebración propia de aquellos que pertenecen a una religión particular, cuya presencia en nuestro país es, para los defensores del laicismo, intrascendente hoy en día.

De la misma forma, se me ocurre, que habría que eliminar el mensaje del Rey cada 24 de diciembre. O bien incluimos un mensaje del monarca también en el Ramadán o en la Pascua judía (por aquello de que todas las religiones tengan la misma representación en nuestra sociedad) o bien eliminamos ese tipo de privilegios, esas prebendan y mezclas entre religión y estado que para un pensamiento que se autodefine como progresista está fuera de lugar.

Y si de no trabajar se trata, si lo único importante son los días de asueto y relajación, la opción más razonable sería actualizar el calendario, propuesta que no es ni mucho menos original, pues ya en su día lo hizo Napoleón con el calendario francés.

Se me ocurren dos maneras de hacerlo:

1.- Con la suficiente flexibilidad como para que el creyente de cada religión pueda celebrar sus fiestas (esto sería quizás un caos laboral),

2.- O bien celebrando fiestas neutras, a las que, creo, no se opondrían demasiados: el día de la democracia, la semana de los derechos humanos, o las vacaciones del diálogo y la paz.

¿Seríamos capaces de vivir en una sociedad similar? ¿somos tan laicistas, aconfesionales y modernos como pensamos? ¿O acaso persisten en nuestras sociedades, y en nuestra vida personal, costumbres, ritos, creencias, que aunque no se identifiquen con una religión concreta pueden incluir ese aspecto mitológico o simbólico?

Mi opinión sobre este tema es que somos un país de “nuevos ricos, nuevos libres y nuevos europeos”, ahora también somos nuevos “laicistas, aconfesionales y modernos”. Ahora se sienten heridos en su sensibilidad ante un villancico o un belén (del árbol de navidad hasta ahora no he oido ni leido nada).

Miren señores en Francia, Estado laico y aconfesional desde hace unos doscientos años, siguen poniendo belenes o nacimientos preciosos. Idem, en Alemania y Suecia.

Mi marido no católico ni practicante, pone con gran regocijo y diversión todos los años el árbol de navidad. Escribimos cartas a los Reyes Magos y ponemos los zapatos. En el colegio laico de mis sobrinos hay también un belén. Y no nos pasa nada.

Considero que está bien mantener unas fiestas, sólo por el hecho de que, como propias fiestas, (días no laborables y demás), ya son en sí mismas una tradición. Ahora bien, eso sí: sabiendo todo el mundo la posición que adopta y la que debe respetar. Esto es: respetar los ambientes (claro, ¿hasta dónde en el ámbito público) para aquellos que quieran seguir celebrándolo al modo religioso; respetar a aquellos que sólo quieren tener unos días con los cual pasar con la familia y disfrutar de ciertas cosas religiosas (Cabalgata de Reyes,….) y respetar a aquellos que únicamente ven bien las fiestas por el mero hecho de ser unos días de descanso. E incluso respetar a aquellos que quieran potenciar la opinión de que deberían suprimirse o cambiarse por otras. Porque, al igual que todo en la vida, no hay por qué disfrutarlo de manera tan uniforme (siempre y cuando esas “impurezas” no choquen de lleno con alguna creencia religiosa digna de ser respetada, comprendida y quizás, si es mayoritaria, hasta ser públicamente expuesta o potenciada).

Pondré un ejemplo para ver si así se me entiende mejor: yo suelo ir la Semana Santa al pueblo por motivos familiares. Y, aún no creyendo en la Jeraarquía eclesiástica y teniendo incluso una ideología bastante anticlerical, veo aquello con ilusión y gusto, pues es una muestra de tradiciones que son por sí solas valiosas desde un punto de vista estética, Creo que todo puede ser compartido.

No olvidemos que lo que ya por sí, por los motivos que sea, se ha mantenido durante años, aunque no sea con un sentido originario, ya es también una tradición. (Refiriéndome y defendiendo siempre las tradiciones que no atentan contra la vida de animal o ser viviente).

La Navidad coincide con el solsticio del invierno. Seis meses después llega el solsticio de verano, la noche de San Juan.
Son celebraciones muy antiguas que desde hace varios siglos relacionamos con fiestas religiosas cristianas.
Ahora llega el “laicismo” y quiere romper con todas esas tradiciones de siglos.

Así como me parece loable la convivencia pacífica entre religiones, la idea de no religión temo que sea una mutilación de lo humano. Otra cosa es tener una espiritualidad que no coincida con ninguna religión ni secta. Pero resulta que este “laicismo” habla de “matrimonios” y “bautizos”, lo cual no entiendo.

¿Será siempre necesaria la religión tal como la conocemos? Supongo que no. Pero, ¿será siempre necesaria una visión espiritual del hombre y el mundo? Decididamente, sí. Y, hoy por hoy, las religiones, dejando aparte los abusos que históricamente han cometido como fruto de la decadencia lógica al aliarse con el poder, tienen mucho que aportar, en luz y en valores.

Por otro lado, me preocupan las expresiones del tipo “rechazo la religión porque todas las religiones son…” seguido de una retahíla de vituperios, algunos ciertos pero también parciales y tremendamente selectivos. Me recuerda a los que dicen: “todas las mujeres son…”, “todos los negros/moros son…”. Estas sentencias suelen delatar un gran desconocimiento y un gran prejuicio. Estudiemos y conozcamos las religiones a fondo antes de lanzar sentencias condenatorias contra ellas, puede que encontremos sorpresas.

Los que gustaríamos de un estado laico no tenemos por que oponernos a que existan ciertas fiestas con origen religioso. Una cosa es que queramos que se corten los lazos que unen nuestro gobierno con cierta estructura de poder como la iglesia católica apostólica y romana, y otra que no se tenga en cuenta la mayoría de “cristianos” y el arraigo de ciertas tradiciones.

Un saludo a todos.